¿Cómo es ser un papá ingeniero en cuarentena?

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22.07.20 10:30 AM Comentario(s)

Por: Gerardo Vélez Galvis
Coordinador de Proyectos
Edubótica

Al pasar el tiempo, ese no sería el único y gran reto. Ya que las videollamadas, planeaciones de actividades, desarrollos, entre otras actividades de trabajo, pasarían a ser algo paralelo a las obligaciones de hogar y a las actividades de María Isabel.

El miércoles 25 de marzo de 2020 inició el aislamiento obligatorio, periodo designado para que toda la ciudadanía permaneciera aislada en sus hogares, previniendo así el contagio del COVID-19. Esto implicó el cierre de múltiples establecimientos, instituciones, empresas y nos obligó a cambiar de un día para otro la forma nuestros trabajos, costumbres y hábitos.  En algunos casos, de formas más drásticas que otras.

Pero el día de hoy no venimos a hablar de desempleo, de política, de virus ni temas similares. Hoy les contaré mi experiencia como papá en cuarentena.

Soy Gerardo Vélez, ingeniero electrónico, amante de la robótica y nuevas tecnologías, solía diariamente levantarme junto a mi esposa, para organizarme e ir al  trabajo, dejando a mi hija de siete años al cuidado de su abuela, la cual la alimentaba y llevaba al colegio. Mientras tanto en la oficina, yo diseñaba y coordinaba experiencias en diferentes proyectos de Edubótica. Todo eso cambió ese miércoles, cuando la incertidumbre mundial se acercó a nuestro país y por prudencia y orden del Presidente de la República se decretó el aislamiento obligatorio.  El cual afectó también a mi esposa Marcela quien es administrativa en salud en el Hospital Pablo Tobón Uribe.

Esos primeros días el concepto de videollamada sonaba como algo irreal con personas tan cercanas, las cuales solía ver día a día. El no poder interactuar con los compañeros de oficina, solucionar algunas cosas que eran mucho más sencillas en persona y el planear actividades y experiencias de tecnología para chicos de nuestra academia, My Robot Academy, era mucho más difícil.

Al pasar el tiempo, ese no sería el único y gran reto. Ya que las videollamadas, planeaciones de actividades, desarrollos, entre otras actividades de trabajo, pasarían a ser algo paralelo a las obligaciones de hogar y a las actividades de María Isabel.

¿Quién es María Isabel?

María Isabel es mi pequeña de siete años, la cual, por efecto de la cuarentena, todas sus actividades escolares, de inglés, scout y de tiempo libre, se formaron en paralelo a mi cronograma diario. Debía hacer que ambas fluyeran y se cumplieran. 

Como buenos colombianos, a veces nos quejábamos de que no teníamos tiempo con nuestros hijos. Hoy en día tampoco, pero es una gran oportunidad de diversificar el tiempo y las actividades diarias con ellos, aplicando todos mis conocimientos como ingeniero y logrando que nuestro día a día, en conjunto (padre e hija) sea provechoso.

¿Cómo es mi día a día en cuarentena?

Diariamente a las 6:00 a.m, me levanto junto con Marcela (ella al pertenecer al área de la salud, regresó a las pocas semanas a su oficina) mientras preparo los desayunos, alisto mi área de trabajo. A las 7:30 a.m despierto a María Isabel, para que pueda tomar su desayuno caliente, mientras tengo mis reuniones virtuales de las 8:00 de la mañana.  En paralelo reviso los blogs escolares para ver las tareas diarias de mi pequeña, las cuales copio y envío a su tablet, para que en el transcurso de la mañana, mientras adelanto algo de trabajo, ella pueda terminar sus tareas y organizarse. Llegando al medio día voy a la cocina a mirar qué comida nos dejó preparada Marcela y con qué se debe complementar para que sea algo balanceado (pensando en las calorías de más ingeridas el fin de semana). 

Después del almuerzo viendo a mi pequeña ya organizada y despeinada (cuando caigo en cuenta, ya que me encanta ver sus crespos en su frente como un sol) comienzo a peinarla y a darle actividades alternas de modo que toda su tarde no gire entorno al televisor. Algunos días son planas para mejorar su letra, otros son operaciones matemáticas, pero también está el factor de padre ingeniero el cual desea que su hija despierte el amor y la pasión por la tecnología, así que desde pequeña desperté todas esas habilidades que son necesarias para una futura profesional y ser humano íntegro.

Ya en la noche, llega mi esposa, muchas veces con detalles y nos ayuda con las labores del hogar. Algunas ocasiones terminó mi jornada más tarde de lo normal, ya que ser padre y trabajar desde casa es una inversión doble de tiempo que vale la pena. 

Así es un día a día entre lunes y viernes sin contar con algunos imprevistos que surgen, como es el realizar diligencias, compras de alimentos, entre otros.

Herramientas tecnológicas para mi hija

Hace un par de años le regalé a mi pequeña un kit de robótica educativa MRT1, una de las mejores inversiones que he hecho para ella, ya que ella ha aprovechado al verme en casa para tener una mayor inspiración para crear. 
Así como es difícil cuando me interrumpe cada cinco minutos, también es gratificante, verla cada día creando más, preguntándome si no tengo motorcitos, jeringas o tubos para hacer experimentos que pasan por su mente o que visualiza a veces en nuestro programa favorito, NatGeoLab. 

En diciembre pasado a María Isabel el Niño Dios, le trajo una tablet, herramienta la cual ha sido de gran ayuda en esta virtualidad para que en simultáneo pueda desarrollar sus tareas mientras yo realizo las labores de oficina. Como buen papá gomoso de la tecnología y que desea explotar estas herramientas, le instalé diversos juegos, los cuales le ayudarían a aprender mientras juega: Code, Scratch, juegos matemáticos, trivias, etc. son algunas de ellas, las cuales le sirven para divertirse y a su vez aprender a desarrollar instrucciones, resolver operaciones matemáticas con mayor agilidad, completar anagramas, entre otros.

No todo es estudio

También hemos tenido fines de semana donde vemos películas animadas, tecnológicas o de comedia y terminamos hablando sobre el origen de algunos objetos a través de la historia o la traducción al inglés de algunas palabras. Otras tardes las hemos pasado rodeados de sus compañeros scout en una fogata virtual, donde Marcela y yo, estamos a su lado ayudándole a que no se le caigan las videollamadas o garantizando que tenga todos los insumos de sus actividades. Algunas de estas requieren de tecnología y como todo papá orgulloso, espera que lo que realiza o presente su hija, esté entre lo más sorprendente.

Siempre he sido consciente de que cuando ella sea grande podrá elegir un área diferente a la ingeniería. Por ejemplo, ser veterinaria o astronauta, esas son las carreras actuales de múltiples por las que ya ha aspirado, pero siempre tendré la gratificación de que desde pequeña le ayudé a fomentar diferentes habilidades que le servirán enormemente. 

Y aquí termina mi semana, en la noche me voy a dormir a las 10:00 u 11:00 p.m, cansado y con la satisfacción de que logré mi labor con la sociedad, haciendo lo que me gusta en mi trabajo, compartiendo tiempo con mi pequeña día a día y los fines de semana en familia con mis dos grandes amores.

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